lunes, 27 de octubre de 2008

Alberto Campo Baeza - Obras y Proyectos



Se tituló en Arquitectura en 1971 en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid. Estudió con los profesores Francisco Javier Sáenz de Oíza y Javier Carvajal y en su juventud trabajó en el estudio del arquitecto Julio Cano Lasso, con el que llegó a realizar importantes edificios universitarios. En la actualidad es catedrático del Departamento de Proyectos Arquitectónicos de la misma escuela, donde desarrolló en los ochenta y noventa una intensa actividad institucional, conectando la ETSAM con algunas de las corrientes internacionales de la arquitectura del momento, principalmente italianas y japonesas.
Comenzó su carrera con la construcción de colegios y ayuntamientos en la Comunidad de Madrid y en la ciudad de Cádiz. Edificios de coste reducido, de una organización racional, en los que la luz contribuía a construir espacios de fugas y continuidades singulares. Realizó la tienda del diseñador Jesús del Pozo en la madrileña calle Almirante, en la que inspirado en el trabajo del arquitecto austríaco Adolf Loos, ampliaba la percepción espacial de un local de reducidas dimensiones con la utilización de una cornisa de espejos enfrentados que reflejaban una trama de pequeñas luminarias.
A finales de los ochenta y durante la década de los noventa realizó una serie de viviendas experimentales, que en su conjunto formaban un manifiesto sobre el empleo de la luz en espacios prismáticos monocromos en tonalidades próximas al blanco. La Casa Turégano en Pozuelo de Alarcón (Madrid), propiedad del diseñador gráfico Roberto Turégano, creaba una apilación vertical de espacios conectados diagonalmente por aberturas entre ellos, remarcadas por entradas de luz que remarcaban sus conexiones diagonales. La Casa Gaspar en Conil de la Frontera (Cádiz), buscaba una continuidad del espacio interior en seis patios tapiados. Como en el caso de la Casa Turégano, las continuidades espaciales eran remarcadas por la superposición de un segundo sistema organizativo, cuatro limoneros de luna en doble simetría que contribuían a crear un efecto especular en el espacio interior, similar al de la tienda de Jesús del Pozo.
A finales de los noventa su trabajo entra en otro orden de reflexiones sobre la materialidad de los sistemas constructivos y sus implicaciones espaciales. Experimenta la especialización espacial de los sistemas constructivos de caracter tectónico (aquellos generados por el ensamblaje de piezas ligeras) y los estereotómicos (generados por la adición masiva de elementos pesados). Investigación que desarrolla en paralelo con otras similares de su colaborador y discípulo el arquitecto Jesús Aparicio Guisado y el historiador y profesor de la Universidad de Columbia: Kenneth Frampton. Campo Baeza aplicará y ensayará estas investigaciones en una de sus obras de más envergadura: la sede principal de la Caja de Granada, en la ciudad de Granada. En este edificio un gran prisma calado de hormigón armado con cuatro columnas también de hormigón reduciendo la luz estructural del vacío que genera, alberga dos cajas con planta de 'L'. Las cajas reciben la luz por aperturas planificadas en la cubierta del prisma que las acoge.
Su obra ha sido ampliamente mediatizada. Ha sido recogida en numerosas publicaciones y también ha sido utilizada como localización de numerosos anuncios comerciales. Caracterizado por el tratamiento purista y minimalista de los volúmenes arquitectónicos. Su arquitectura participa de la lógica de las formas puras. Ha evolucionado desde la tersura del enfoscado pintado en blanco de sus primeras obras residenciales a texturas más rugosas de hormigón visto o piedra en obras de mayor escala. La característica fundamental de su arquitectura es una constante investigación en las cualificación del espacio mediante la luz: Luz horizontal en la casa Gaspar, luz Vertical en el Elsa Peretti Museum, luz diagonal en la casa para Tom Ford o la luz "transparente" de la Caja de Ahorros de Granada. Y es que Campo Baeza sostiene que "Architettura sine luce, nulla architettura est".
Ha sido también profesor de algunos de los más importantes arquitectos del panorama español contemporáneo. Y pueden contarse entre sus discípulos los arquitectos Juan Carlos Sancho Osinaga, Jesús Aparicio Guisado, Alfredo Payá o Hector Fernández Elorza. Ha sido comisario de numerosas exposiciones. Su proyecto curatorial para el Pabellón de España en la 7ª Muestra de Arquitectura de la Bienal de Venecia recibió el Premio al Mejor Pabellón de la bienal.


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